A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

viernes, 6 de enero de 2012

El tiempo no perdona


He de estar loca queriendo regresar a mi pasado, a las locuras sin pena, a esas noches de luna llena desnudos en la playa y sin morbo en la piel; cuando soñábamos todos con príncipes azules, cuando el amor no está ni cerca de ser una firma fría en los papeles del estado.

Estoy como el gorrión que cuando encuentra la puerta de su cárcel de oro abre las alas a la libertad y al día siguiente se da cuenta que el alpiste que le daban debe de buscarse por su propio pico y regresa a su jaula o muere en el intento de volver.

No sé qué me pasa que mis niños me devuelven la vida pero ya no son niños son hombres, son seres vividos y llenos de cicatrices, igual que yo, no sé qué pasará cuando nos veamos de nuevo los tres y pensemos en que hace tres años que nos vimos por última vez teníamos sueños y esperanzas y juegos y sonrisas por regalar. Ahora las ojeras se notan más y por ello las hemos de maquillar con más detalle, de eso que amábamos en esos días no queda nada y de esas remembranzas solo tenemos el recuerdo.

¿Conformistas o soñadores que hemos puesto los pies en la tierra? Pensando conscientemente no me enamore del prototipo de hombre del que vivía eternamente enamorada. Mis amantes del pasado ya están viejos o casados o muertos. Mis amores están, creo, peor de lo que mis amantes lo están. Tengo miedo del encuentro con mis niños-hombres ¿seremos acaso una burla infame o una sombra de lo que fuimos? ¿Renaceremos juntos de entre las cenizas, después de llorar por nuestra suerte mundana y del conformismo con lo que ahora llamamos nuestra vida?

Mi miedo tiene que ver porque todo lo bueno que tenía poco a poco se pudre y se hace perene en esta tierra que día a día no perdona y te cobra cada segundo regalado. Jamás pensé en verme de blanco en una iglesia, adoraba la idea de vivir sola y vieja en una cabiña lejos del bullicio y la ciudad, rodeada de fotos y recuerdos y esperando el momento en que todos los que amé vengan por mí para llevarme a la luz. Jamás pensé que de la juventud a la muerte los años pasaron necios y aburridos.

Ahora mis tristezas incontrolables y mis risas sin razón aparente son tema de análisis y suplicas para ir a ver a un psicólogo, que sin dudarlo festejara mis caos y tomará cafés a mi salud.  Creo que me toca ser esta que tengo, y no aquella que no seré nunca más, solo siento que las riquezas emocionales de vivir en ciudad viene con un anexo de falsedad e hipocresía con el que no esperaba encontrar y que no se qué hacer con él.