Cinco niñas jugando a ser mujeres, un departamento tapizado
de botellas vacías y colillas de cigarros, maquillaje, minifaldas y tacones por
doquier dando señas de que es el hogar del sexo femenino. Esperando mí cumpleaños
numero 21; recuerdo que a las 7 pm Sara y yo ya estábamos muy tomadas pues
desde las 6 que salimos de la universidad comenzamos el previo con una botella
de tinto para cada una y estas ya se habían terminado; estaba a horas de mi cumpleaños
y se debía festejar como era necesario, primera clausula de la noche ningún hombre;
que fácil era deshacerse del sexo masculino en esos días.
Elizabeth llego llorando por la pérdida canina de la mañana,
años después lloraríamos todas por la pérdida de su vientre, solución para ello
fue destapar otra botella de tinto; la
mejor escritora de columnas editoriales que tiene hoy en día el periódico Mural
llego después de terminarnos esa botella, así que por Adriana tendríamos que
abrir la cuarta de la noche, en esos momentos solo nos faltaba la miedosa de
Brenda quien no había tenido amigas en años y a quien las cosas de niñas les
daba miedo, pero era mi cumpleaños así que no tenia estaba tan asustada al
arribo y como acto seguido ¡otra botella de tinto!
No teníamos miedo a vivir, a disfrutar, a retarnos y a ganar
en las apuestas. Y a pesar que debíamos tomar muchas prevenciones al momento de
cenar spaguetti a la boloñesa por aquello de la diabetes de Sara y Bren;
aquello parecía estar incendiado ya que todas fumamos y el humo salía por las
ventanas como zona industrial, a nosotras el mundo
nos valia un comino.
La vida da muchas vueltas, en casa ya no se escuchan las
canciones de Adriana, Sara regreso del D.F. después de una mala experiencia,
Elizabeth aprendió a vivir con la perdida y el perdón, Bren aun no puede abrir
sus alas fuera del hogar aunque esto la carcoma y yo ya no puedo hacer mis
pijamadas de cumpleaños, ahora no es tan fácil deshacerse del genero masculino.
Ser mujeres es diferente a querer serlo.