Ojete, voluminoso, pedante mes
jodido de Abril; llevo apenas 13 días de este mes y como diría mi adorado y
sexoso amigo Ángel -“¡Me quiero volver
chango!”- Grito dentro de mi cerebro.
Ante mis ojos t odos agonizan ante un “acepto” Mi dolor de cabeza y el sarcasmo
de Dios que dentro de mi cerebro se burla diciéndome “hoy me dedicaré a joderte
y como me es tan divertido, serás mi juguete por unos cuantos meses”
Escucho las canciones del pasado
y no me relajan, al contrario me hacen querer salir corriendo hasta detenerme en
un río, en una playa, ¡en una pinche fuente pues! Donde sea que haya agua
bellamente acomodada. ¡Alguien rescáteme de mi misma por favor! Mi peor enemiga
duerme en yuxtaposición con mi cuerpo gritándome al oído: ¡No vale la pena!; y
mis ojos ya no quieren llorar pero las marejadas del torrente sanguíneo se
sienten recorriendo mi piel, lloro sangre por mis venas.
Últimamente no puedo respirar,
sobre todo cuando reúno fuerzas para no llorar. Últimamente me recorto las alas
para que los otros pájaros se sientan menos prisioneros. Últimamente solo me conformo, no busco más.
Nada más. La alegría de aquellos conocidos y de estos nuevos me carcome, me da
ansias, me provoca estragos en la mente, en los momentos en que me encuentro
atada de manos y de pies. Quiero volar y volar.
Inmundicia, putrefacción. Me doy
asco, vomito mis ideas en mis sueños echados a perder. ¿Qué le queda a esta
vida de mierda cuando todos se alejan y me apartan?, ¿Será que ya perdí ese
toque de novedosa? Me quiero ir a vivir
al fin del mundo, donde este todo en silencio, donde todos los hombres y
mujeres se queden en mis sueños, quiero que verdaderamente llegue el fin del
mundo para que todos se vayan al carajo, incluso yo, pero si yo sobrevivo
quiero conmigo una guitarra y un manual para aprender a tocarla, un muchos
libros con mis canciones predilectas.
Solo eso quiero, por supuesto que
el café, el agua, los pollos y las verduras serán verdaderamente
imprescindibles pero sin la guitarra moriría, me volvería loca. Y algún recuerdo
de las canciones de Philippe Jaroussky para fingir que amé a la raza humana.