A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Te perdono


Te lo perdono todo, las falsas esperanzas del pasado, los pretextos, mis calificaciones, los ritos, la pizza helada y el vino tinto caliente. Te perdono las esperas del pasado, las lagrimas a las tres de la mañana afuera de tu departamento.

Te perdono que no me valorarás, o que a tus ojos solo fuera una niña que cogía demasiado bien. Te perdono incluso la realidad de que nunca coincidimos, los logros que creimos tener y la frialdad con la que salí de aquella relación para entrar al mundo. Las injusticias del tiempo y esos ojos verdes. Te perdono el secreto y la burla de lo que fui. Te perdono incluso que me perdonarás cuando yo jamás me pude perdonar.

Los que no te perdono es que te robes mis gustos, mis chistes, mi música y mi sarcasmo social, porque esos siempre fueron un poco diferentes entre nosotros, pero mi música ¡mi música! ¡¡¡Eso es mio!!! ¡¡¡Y solo mio!!! Eso no te lo perdono.

Adiós a la niña buena


Hasta aquí llegue con el yo entiendo, con el comprendo, con el no te preocupes. Hasta aquí llego la niña buena, la hermosa y dulce sonrisa de mosca muerta, estoy harta de que la gente me vea feliz con hipocresía social. La perra volvió a casa y se apodero de todos lados, se apodero de mi ropa, de mi peinado, de mi hombre y de mis pensamientos. Y de pronto le digo Fuck a todo y me siento muy bien. Ahora ya no hago el amor, cojo con alguien; ya no extraño, dejo que la vida siga y me lave madres todo; ya no lloro por lo que no fue o la esperanza; sonrío con malicia y bailo hasta caer muerta; pero lo mas importante Fercha esta al mando y el resto del mundo me importan un bledo. Es mejor eso que olvidar, la indiferencia hace que el mundo sea una vasca más digerible. Este año nuevo mi único propósito es tomar, fumar y bailar más. Y a quien le guste y a quien no pues ni modo ya esta decidido.

Niña mala a la calle a jugar


Me gusta esta sensación de perra que ya no es tan común como antes, me preparo para una noche como ninguna, donde la locura y la ansiedad se mezclan con el vino, la fiesta y el recuerdo. Mis amistades me esperan y me esperan sola, sin acompañante. Ellos saben que cuando estoy sola Fercha sale a la luz y la tierna Fernandita se va a dormir.

Esto es algo ritualista, medio sagrado pero no santo. La ropa esta lista junta con los zapatos, la actitud y las pastillas para durar toda la noche. Es hora de que bailando deje los recuerdos a un lago y le diga adiós a las esperanzas del corazón, esa noche será solo nuestra ni terceros ni cuatros invitados, solo nosotros igual de insaciables y ritualistas.

Poco cada uno de los elegidos esta siendo invitados y los puntos de desahogo social están comenzando a colocarse en el mapa. Ya pronto estaré en el lugar para bailar y cantar hasta el amanecer. A diferencia de otras reuniones con barbaros y con trovadores en esta reunión se ve glamour, egocentrismo y muchas botellas de vinos y whisky. Todos formales porque así somos los narcisistas.

La niña mala saldrá a las calles sedienta de alcohol y música con bit, una etapa que hace años no vivía, rodeada de mis mejores amigos no soy mas que una reina con sequito, pero esta vez no jugare con los hombres a mi alrededor, esta vez no desechare machos uno tras otro después del primer vaso de whisky y del primer índice de que no tienen cerebro; ya no es como antes, estas son las grandes ligas donde saberme y no poder acercarse hace la diferencia.

Tengo mi sonrisa malévola, las ganas de ver la los demás por el hombro y el fastidio de sentirme rechazada por personas importantes que no pueden verme. Así que no hay mas condescendencia, “Fercha es Fercha” decían cuando alguien preguntaba de mi, la única manera de saber quien soy es a mi lado. Fercha es un cumulo de valemadrísmo social junto con un alto egocentrismo personal y un alterego que la defiende de sus propios sentimientos junto a muchos amigos que la ayudan a definirse como es. Eso se verá el sábado por la noche. Esa fiera saldrá como hace años no, y todos sabrán que así ha sido aunque no me conozcan.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La realidad


La realidad se estrella en tu cara y se rompe en mil pedazos que caen el piso desangrándote cada que los pisas. Mi realidad esta bajo mi pies y no quiero verla, es incluso mas dolorosa que pisar esos trozos de realidad y desangrarme cuando camino sobre de ellos.

La realidad es el antídoto al veneno que coloco a diarias porciones en mi comida y que prefiero comer porque el veneno es mucho más fácil de ingerir que un bonche de realidad pura. Aunque con el tiempo me muera y mi ser interior se deteriore no quiero el antídoto de la realidad.

La realidad es esa casa de espantos en la feria local que sabemos que no da miedo y que una vez pasada dejará de provocarme miedos al pasarle de lado, pero no quiero entrar ni sola ni acompañada y me quedo fingiendo que no me asusta, que sé todo lo que ahí sucede y fingir que son niñerías y justificar con eso que no entraré cuando en el fondo, sin importar la edad no entre y siga pasándole de lado con la vista en los pies y temerosa.

La realidad así como el amor duelen, te atosiga y está ahí por siempre para recordarte lo cobarde que haz sido, para decirte que las decisiones que has tomado no son las correctas sino las que tú crees que son. Así como hombres luchas por causas perdidas, por justificaciones mediocres y por creencias que no valen la pena. Yo también quiero caminar por este sendero y justificar mi mediocridad y drogándome ante la realidad porque no puedo con ella.

Quiero arrancarme los ojos


Quiero arrancarme los ojos, estos ojos verdes que solo me hacen llorar. Quiero arrancármelos y tirarlos a la basura, quiero no ver, no saber, no verte así feliz sin mi. Quiero no ver tus fotos y a la novia de blanco que a tu lado sonríe. Quiero arrancarme los ojos que hoy no podrán llorar por respeto a quien esta a mi lado. Saber que esto es un game over, pero no solo eso, es la esperanza, es el término de una platica que no se concreto. Es la prisa, la maldita prisa de morir ya, de terminar con en sin fin de envidias y desasosiegos con lo que ya no puedo.

No se si es a ti a quien extraño, o las platicas o los cafés que no se tomaron, o es el sexo prohibido y las mordidas de mis dedos gordos; hasta hace unos instantes tu solo llegabas esporádicamente a mi cerebro, si esporádicamente es una vez al mes o quince veces en diciembre. No sé si lo que realmente pasa es que te envidio, que envidio que te hayas enamorado tanto como yo lo hice de ti alguna vez, que te sientas hoy como alguna vez yo sentía. O será que a ti no te pusieron el pretexto de un pasado, familia e hijos para ser feliz, que encontraste alguien que no te dio ningún pero.

Quiero arrancarme los ojos y el corazón, porque ahora lloro y tengo rabia, tanta rabia por tu felicidad, la que yo no tengo. En el fondo sé que la rabia es por haber sido tan fría y el llanto es por el hecho de que sé que en el fondo no eras tu lo que anhelaba sino la idea de sentirme como tu, alguna vez.

Punto final


¿De qué sirve querer, sentir a corazón abierto que alguien me importe de manera casi celestial cuando querer me roba la razón y no me deja razonar? ¿Cual es la razón para engancharse a un futuro o un pasado que en mejor instancia ya no existe o jamás existirá? Enamorarse es pedirle a un tercero que decida por ti, que te muevas en aguas foráneas y que tu vida se volqué al gusto y a las necesidades de otros.

De todas las versiones de amor que conozco no hay una que este completa y que proporcione al cien por ciento satisfacción a los seres humanos que en ella se desplazan. Hoy paseo por la calle Melancolía de Sabina y tengo tristeza y de pronto coraje y de pronto amor y vuelve el coraje con más intensidad y un odio a la vida. En fin, mil y un sentimientos que en otras épocas, por lo menos hace seis meses no me hubieran pasado.

Asumí que algún día terminaría de la mano con un europeo trascendentalista que gustara del pop art y la trova latina, o de un trovador latino  izquierdista cuyo tesoro es una biblioteca de los poetas modernistas y de los autores contemporáneos; en el peor de los casos un burócrata que perdiera la cabeza por mis curvas y el sexo, por mis pies descalzos y mis hábitos poco elitistas. Y cuando pienso es esto el corazón revolotea y comienza a bailar. La realidad es cruda y sin tanto sueño.

Estando a semanas o días del inicio de mi futuro, de ver que de todos mis sueños no tengo ni uno cumplido y de que no importa con cuantos millones tenga en mi mano cuando muera jamás será el dinero lo que me haga sonreír, que en la vida uno encaja o no en los tiempos libres de los demás y que esta ciudad ya no me ofrece más que dinero y estabilidad económica y nada más me pregunto ¿de qué me estoy desenamorando, de mis sueños, del amor conceptual, del amor real, de la ciudad o de mi misma? ¿Es acaso que la última de mis esperanzas se fue con el tan fastidioso concepto de ser amigos o con el igual fastidioso concepto de para-toda-la-vida?

Y no creo que me encuentre en un estado de depresión como hace 2 años, en perspectiva no tengo los 65 kilos que pesaba en ese entonces. Pero hartazgo si creo, hartazgo de todo y todos, de oír cosas que me parecen basura, que conceptos que son mediocres, de ideas que hacen más infelices a los demás y de lazos que unen lo que ni de chiste debería seguir así de aferrado. En sí, este es un punto final en mi vida, para un inicio más glorioso y un poco más ajeno de los dolores y las preocupaciones de mis semejantes, más ajeno a lo que fue y a los sentimientos que se deben ir por la taza del inodoro. Dejar de sentir y volver a pensar, manejarme de la manera que mejor me va, cuadrada y que mis amistades, al amor conceptual, la familia y los sueños esperen a un lado de la chequera y de los trajes caros, que esperen a lado de mis libros y mis nuevas filosofías de vida y ya que el tiempo me diga si es mejor así.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Recuerdos Amistosos para Jose Francisco

Cuanto amor existió entre nosotros, cuantas cartas, mensajes por multimedia cuando estabas en Gran Bretaña. Que niños entonces. Eres mi mejor amigo me amaste cuando tenia frenillos y coletas en el uniforme de mi secundaria. Mi primer gran amor. Me gusta platicar a deshoras por el mismo medio por el cual me enamore de ti, la computadora. Aun recuerdo cuando entraste en mi colegio con tu mejor amigo y pensé “me gusta el mejor amigo del profe de ingles”; ¿puedes imaginar que la niña de secundaria duraría hasta la preparatoria enamorada de un estudiante de carrera? ¿Acaso 3 años después nos importaría la edad? ¿Nos importo acaso aquella tarde en tu cuarto, las miles de veces que nos entregamos en las calles lluviosas de Colima? ¿Nos importo cuando tú ya dabas clases en la preparatoria y yo apenas entraba a ella? ¿Nos importo cuando por pocos tramites estarías dándome clases y haciéndome el amor al mismo tiempo?
Quería morirme cuando en vez de decirte que te quería te dije que por mi estaba bien seguir siendo amigos, es un mal habito que no me quito y que me ha pasado en varias relaciones. Hace 11 años ya teníamos historia y esta se ha modificado por los años y por nuestra amistad ahora muy real. ¿Por qué no nos dimos esa oportunidad hace 4 años? ¿Por qué solo nos volvimos amantes de visitas? ¿Nos aterrorizo la idea de perdernos en algo que tal vez, y solo tal vez, eran las secuelas de un buen recuerdo? Ahora eres mi mejor amigo, contigo no hay secretos, conoces mi vida y mi verdadero sentir; me cambias mis lagrimillas por abrazos virtuales y cuando me haces reír aun siento que tengo frenillos y coletas. Mis zapatos de tacón se transforman en zapatos de charol negro y sé que cuando sonrío, me vez tan pequeñita como hace 11 años.
Esto es para mi mejor amigo Jose Francisco, el cual me hizo saber que si realmente fue amor siempre podre ser amiga de aquel a quien adore con todo mi corazón; mi esperanza. Siempre tendré una guitarra y las canciones de la Rondalla Amor Mio para encontrarte y las canciones de Manuel Carrasco para recordarte. Yo siempre tu kiddo y tu siempre mi mejor amigo.

lunes, 29 de octubre de 2012

Cinco niñas jugando a ser mujeres

Cinco niñas jugando a ser mujeres, un departamento tapizado de botellas vacías y colillas de cigarros, maquillaje, minifaldas y tacones por doquier dando señas de que es el hogar del sexo femenino. Esperando mí cumpleaños numero 21; recuerdo que a las 7 pm Sara y yo ya estábamos muy tomadas pues desde las 6 que salimos de la universidad comenzamos el previo con una botella de tinto para cada una y estas ya se habían terminado; estaba a horas de mi cumpleaños y se debía festejar como era necesario, primera clausula de la noche ningún hombre; que fácil era deshacerse del sexo masculino en esos días.
Elizabeth llego llorando por la pérdida canina de la mañana, años después lloraríamos todas por la pérdida de su vientre, solución para ello fue destapar otra botella de tinto;  la mejor escritora de columnas editoriales que tiene hoy en día el periódico Mural llego después de terminarnos esa botella, así que por Adriana tendríamos que abrir la cuarta de la noche, en esos momentos solo nos faltaba la miedosa de Brenda quien no había tenido amigas en años y a quien las cosas de niñas les daba miedo, pero era mi cumpleaños así que no tenia estaba tan asustada al arribo y como acto seguido ¡otra botella de tinto!
No teníamos miedo a vivir, a disfrutar, a retarnos y a ganar en las apuestas. Y a pesar que debíamos tomar muchas prevenciones al momento de cenar spaguetti a la boloñesa por aquello de la diabetes de Sara y Bren; aquello parecía estar incendiado ya que todas fumamos y el humo salía por las ventanas como zona industrial, a nosotras el mundo nos valia un comino.
La vida da muchas vueltas, en casa ya no se escuchan las canciones de Adriana, Sara regreso del D.F. después de una mala experiencia, Elizabeth aprendió a vivir con la perdida y el perdón, Bren aun no puede abrir sus alas fuera del hogar aunque esto la carcoma y yo ya no puedo hacer mis pijamadas de cumpleaños, ahora no es tan fácil deshacerse del genero masculino. Ser mujeres es diferente a querer serlo.

Recordando bohemios


La falta holgada bailaba en la parte del patio donde no estaba la escultura de la mujer desnuda; los amigos cantábamos a coro “Y nos dieron las diez” de Joaquín Sabina; las cervezas y el vino tinto se tomaban maratónicamente y las risas abundaban en la casa vieja de Obregón. Cuantas veces no llego algún desconocido que absorto por la verbena que ahí se suscitaba terminaban seducido del ambiente bohemio. Yo reinaba sentada sobre la mesa, a lado de la estatuilla y en pocas ocasiones propiamente sentada en la silla.

Divertido e infantil ante los ojos de mis bohemios camaradas era la facilidad con la cual yo podía seducir desde hombres a mujeres virginales, quienes pobres caían como fieras al placer de los ojos verdes que las miraban. Los bohemios con los que tantas veces baile algún tango, con los que tantas veces medite a profundidad los textos de Márquez, de Benedetti, de Serna, entre otros, los mismos con los que compartí a detalle lujurioso y a boca suelta los momentos más íntimos del sexo ocasional y los desaires más fríos y desalmados que realice; esos grandes amigos que me dejaron quebrar botellas, platos, mesas, cosas… para que no se me siguiera rompiendo el corazón y que a grandes bocanadas de vino me sedaron y cuidaron después de un termino amoroso.

Mis amigos tarumbas, hombres todos que en alguna ocasión mostraron a mis ojos que lo más importante de vivir es ser siempre el mejor para si mismo, sellamos amistad con besos, sangre, sudor, canciones, perdidas y rencuentros; una segunda vida nos depara juntos, llenos de tolvaneras como la primera parte pero juntos como siempre estaremos.

Empezaré


Empezaré diciendo que le quiero, que me mueve el alma, la luna, la vida y el sexo. Empezaré con una sonrisa cuando veo reciprocidades en tus labios; empezaré con abrazos de medio tiempo por las prisas de la mañana, la noche o lo que sea; empezaré con un plan de no hacer nada mas que besarnos en las añoranzas, en las 2 horas que tenemos antes de los compromisos social y los preceptos requeridos en tiempos y espacios anteriores.

Y una vez empezado siguen las risas, los besos, las caricias y el amor; el amor que se dará como se venga en gana: en dosis de ternura, en besos largos y seductores, en salvajes abrazos que sofocan y existan, en golpes duros al sexo y en jadeantes eyaculaciones. Seguiremos con momentos invertidos en películas, platicas, recuerdos, ideas y compromisos. En cosas que no sabemos decir pero que sabemos mirar, en nosotros y solo nosotros.

Porque para terminar hay que empezar y yo quiero terminar en ti. Y que duré lo que Sabina, Filio y Benedetti quiera. ¡Olé! que esto es para disfrutarse y mover las caderas en la cama, en la sala, en lugares oscuros, en los bares, en la imaginación y en tus ojos que estarán conmigo cada noche desde que me robaste el corazón.

lunes, 15 de octubre de 2012

Como cambiamos


Nunca pensé vestirme de blanco para mi propia boda, amaba la idea de recorrer la cama de los elegidos del tope al final y con una habilidad de dama del trapecio. Con gusto organizaba mis horarios para que ninguno de mis amantes se conocieras entre ellos, pero todos sabían que había más que uno. Los recuerdos hacen presencia con las canciones de mi gran amigo Franco Narro, que hace tres años publicaba en sus canciones que jamás habría ni un anillo ni un vestido y hoy descubro que mi trovador favorito se ha casado. Que jodido ver que todos dejamos de nadar contra la corriente y nos volvemos parte de la marea. Solo espero que nadie pierda su esencia, aunque no lo dudaría ni un poco. ¡Salud por la vida que se nos va de las manos!

martes, 2 de octubre de 2012

La historia de María Clara


-Como pueden observar el corazón de la paciente aún palpita, pero está muerto- dijo el doctor a sus colegas –esto es sin duda un milagro de la medicina moderna.
El corazón del que hablaban era el de María Clara, una joven que había sido paciente desde hace ya 8 años. Los síntomas comenzaron tras el primer gran rompimiento emocional de María Clara; se había enamorado terriblemente de un joven buen moso que no le correspondía y tras noches de agonía y de dolores en el pecho acudió al mismo medico que hablaba en el párrafo anterior con sus colegas.
-María Clara es imprescindible que dado tus problemas emocionales procures no enamorarte nuevamente, puesto que con cada desilusión tu corazón se va rompiendo literalmente y un día de estos te vas a quedar sin él. – pero María Clara por más esfuerzos que hizo no pudo evitarlo, se enamoro muchas veces más. La lista de amores abarcaba trovadores, bohemios, arquitectos, magos, escritores, políticos y demás. Y las citas al doctor fueron más constantes.
Para contrarrestar los síntomas el doctor le pidió a María Clara que sentara cabeza con alguien bueno del cual ella no estuviera enamorada, así mientras se iba recurando su corazón no sentiría dolor alguno. En sí, la decisión no fue difícil puesto que el corazón de María Clara solo funcionaba en un 30% para ese entonces y ella pensaba de manera fría y calculadora. Habían pasado 8 años desde el primer desamor y las actitudes de María Clara eran notoriamente egocentristas y calculadoras, ya no era aquella niña que sin duda amaba más de lo que pensaba.
El tratamiento comenzó a funcionar muy bien y a medida que esto sucedía María Clara sonreía y lloraba de nuevo, pensaba en su vida y el amor. Resignada a que era por su propio bienestar prosiguió con aquel buen hombre a quien no amaba y fueron, dentro de la realidad, muy felices.
Acercándose diciembre ocurrió el infortunio de volver a ver, sin querer, a su primer desamor; después de una breve platica María Clara estaba extasiada, había olvidado que era enamorarse y por ello no pudo frenar sus sentimientos, su corazón constante y cansado palpitaba rápidamente, aquel hombre le deseaba y si pensarlo María Clara se entrego a una noche sin retorno en los brazos de ese que años atrás habían comenzado el rompimiento constante del corazón de María Clara.
A la mañana siguiente María Clara despertó sola, él se había marchado dejando solo una carta breve donde explicaba que no podía volverla a ver más. Mientras leía la carta María Clara lloraba amargamente, y de repente un dolor en su pecho la detuvo, era insoportable, como jamás lo había sentido, no podía levantarse del piso, María Clara agonizaba, sin poder respirar siquiera miraba hacia la nada con desesperación y se apretaba el pecho. Dentro de sí misma podía sentir como poco a poco el corazón de desquebrajaba y dolía, como cuando llega la muerte. Increíblemente las lágrimas y el dolor pasaron y María Clara pudo al fin levantarse, pero ya no era la misma, sabía que ya no amaba a nadie ni a nada.
A partir de ese día caminaba en la calle con los ojos hundidos, no reía ante un evento cómico, ni se inmutaba con las películas románticas de la televisión, el único sentimiento que le había sobrevivido en el cuerpo era el agradecimiento mismo que le ayudo a vivir en paz con el hombre que no amaba por el resto de su vida. María Clara fue un milagro medico, y por eso la gente de ciencia permanecía asombrada. María Clara simplemente continuaba su vida. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sangre para la vampireza


Rituales clandestinos de la noche en la habitación, roses seductores y salvajes y de pronto el rapto del ser que produce eyaculaciones y gritos por doquier. Quiero parar, detenerme, detenerlos pero no puedo, el placer no me deja. La sangre comienza a salir por entre las venas, las mordidas han alcanzado su mayor muestra y relamo las heridas con gusto culposo. Como me gusta la sangre y las copas están llenas hasta el tope, es como una adicción como algo que no se puede evitar. Mitad vampiros de la noche y los rituales son cada vez más peligrosos y vivaces. No he salido de la habitación desde hace tres días y los ojos no pueden ver la luz en directo a las tres de la tarde, el feroz sol me molesta. Esperare la noche para salir o esperarte en la cama con el cuchillo listo y las ganas de domarte o dejarme domar. Las vampiresas llegamos a un punto sin retorno. Ante del ojos del mundo no se imaginan la saga de maldad que hay en nuestra habitación. ¡Salud!

sábado, 22 de septiembre de 2012

Madurar


Madurar, madurar es una mierda de medida postulada por algún pendejo que nunca fue ni más maduro ni más humano que un ente errante. Madurar ¿qué es?, ¿qué se hace con ella?, ¿Madurar? ¡a la mierda! Sociedad capitalista y retrograda, llena de mentiras que se tragan todas y todos gustosos. Idealizaciones del ser donde todos somos más o menos ideales al concepto del buen ser humano.

Madurar es algo que se hace o no se hace, como coger o masturbarse, madurar es chingar al prójimo con la pendejada de que la felicidad se mide por logros o por monedas (preferentemente extranjeras). Madurar es dejar de ser niña y divertirme, es medirme entre horarios y posturas, es irle al norte o al sur. Es casarse, tener hijos y joderme. Es vivir en cuatro cuartos de mundo y pensar en los demás, la puta humildad que no tengo.

Ahora me emberrincho y sé que eso es inmaduro ¿pero porque chingados no soy parte de un molde social?, ¿Por qué no soy un útero o alguna incubadora sin cerebro? ¡No! Madurar para mi (pese a quien le pese) es quejarme a grito y llanto suelto de no querer entrar a este concepto, de no querer jugar en este juego de roles y de espacios.

Madurar es poner las cartas en la mesa y decir ¿Qué chingados quieres en mi mundo?, es morir en el orgasmo, aunque mi vecina sea una monja, madurar es saber a ciencia cierta que amo y que quiero y sobretodo que es eso que nunca voy a querer ser. Madurar es disfrutar de pláticas de series sin sentido y del último texto de investigación de Algarra. Madurar es jugar Naked poker y perder a ciencia cierta y con la mano en el sexo. Lo demás es una mierda y fin. 

Y de los replanteos Oliverio Girondo


Y de los replanteos
y recontradicciones
y reconsentimiento sin o con sentimiento cansado
y de los repropósitos
y de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezables
y del revés y del derecho
y de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y
remembranzas y remembranas de pegajosísimos labios
y de lo insípido y lo sípido de lo remucho a lo repoco y
lo remenos
recansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes 
de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductos
repletamente cansado de tanto retanteo y remasaje
y treta terca en tetas
y recomienzo erecto
y reconcubitedio
y reconcubicórneo sin remedio
y tara van en ansia de alta resonancia
y rato apenas nato ya árido tardo graso dromedario
y poro loco
y parco espasmo enano
y monstruo torvo sorbo del malogo y de lo pornodrástico
cansado hasta el estrabismo mismo de los huesos
de tanto error errante
y queja quena
y desatino tísico
y ufano urbano bípedo hidéfalo
escombro caminante
por vicio y sino y tipo y libido y oficio
recansadísimo
de tanta estanca remetáfora de la náusea
y de la revirgísima inocencia
y de los instintos perversitos
y de las ideitas reputitas
y de las ideonas reputonas
y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias
desde qué mares padres
y lunares mareas de resonancias huecas
y madres playas cálidas de hastío de alas calmas
sempiternísimamente archicansado
en todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo 
o sensitivo tibio
o remeditativo o remetafísico y reartístico típico
y de los intimísimos remimos y recaricias de la lengua
y de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas
y sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras
simplemente cansado del cansancio
del harto tenso extenso entrenamiento 
al engusanamiento
y al silencio.

No se me importa un pito (Espantapajaros 12) Oliverio Girondo


No se me importa un pito que las mujeres 
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; 
un cutis de durazno o de papel de lija. 
Le doy una importancia igual a cero, 
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco 
o con un aliento insecticida. 
Soy perfectamente capaz de sorportarles 
una nariz que sacaría el primer premio 
en una exposición de zanahorias; 
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, 
bajo ningún pretexto, que no sepan volar. 
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! 
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, 
tan locamente, de María Luisa. 
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? 
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo 
y sus miradas de pronóstico reservado? 
¡María Luisa era una verdadera pluma! 
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, 
volaba del comedor a la despensa. 
Volando me preparaba el baño, la camisa. 
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... 
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, 
de algún paseo por los alrededores! 
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. 
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, 
ya me abrazaba con sus piernas de pluma, 
para llevarme, volando, a cualquier parte. 
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia 
que nos aproximaba al paraíso; 
durante horas enteras nos anidábamos en una nube, 
como dos ángeles, y de repente, 
en tirabuzón, en hoja muerta, 
el aterrizaje forzoso de un espasmo. 
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., 
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! 
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... 
la de pasarse las noches de un solo vuelo! 
Después de conocer una mujer etérea, 
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? 
¿Verdad que no hay diferencia sustancial 
entre vivir con una vaca o con una mujer 
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? 
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender 
la seducción de una mujer pedestre, 
y por más empeño que ponga en concebirlo, 
no me es posible ni tan siquiera imaginar 
que pueda hacerse el amor más que volando.

No te salves de Mario Benedetti


No te quedes inmóvil 
al borde del camino 
no congeles el júbilo 
no quieras con desgana 
no te salves ahora 
ni nunca 
no te salves 
no te llenes de calma 
no reserves del mundo 
sólo un rincón tranquilo 
no dejes caer los párpados 
pesados como juicios 
no te quedes sin labios 
no te duermas sin sueño 
no te pienses sin sangre 
no te juzgues sin tiempo 

pero si 
pese a todo 
no puedes evitarlo 
y congelas el júbilo 
y quieres con desgana 
y te salvas ahora 
y te llenas de calma 
y reservas del mundo 
sólo un rincón tranquilo 
y dejas caer los párpados 
pesados como juicios 
y te secas sin labios 
y te duermes sin sueño 
y te piensas sin sangre 
y te juzgas sin tiempo 
y te quedas inmóvil 
al borde del camino 
y te salvas 
entonces 
no te quedes conmigo.

El lado oscuro


El olor a sangre coagulada empieza a dilatar el paladar, creo que comenzare nuevamente con ese breviario oscuro que ataca mi cerebro algunas veces, el gusto por la muerte me ensordece y me llama lentamente, me invita a hundirme entre las fauces de la madrugada negra y escalofriante. He deseado tanto quedarme en el lado oscuro que puedo oír perfectamente a las brujas llamándome, los vampiros me accedían y las ganas de no volver a sonreír me comprimen las ganas. Quiero moverme de nuevo al lado oscuro.

martes, 18 de septiembre de 2012

Empastillamiento


Pastillitas de colores para la alegría, pastillas negras para metalera, azul para rockear, rosas para cosas girlys y vendes para lo que sea que haya en el antro de moda. Pastillitas que me haces feliz junto con el cigarro y el whisky y el vino tinto. Botas o tacones de punta para elegir el atuendo, villana o diva del rock. El cabello corto para la rebeldía y largo para la santidad. Los calzones de abuelita para rezar y las tangas para ser la maja prostituta. Pastillitas para no tener hijos que seguro odiare por ser innecesarios en mi mundo, pastillas para no dormirse, para dormir y para reír. Pastillas para la depresión. Mi mundo completamente empastillado. 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Los bohemios


Es la noche del viernes en el café de siempre, con los mismos amigos bohemios como yo. Silvio Rodriguez en la voz de Mauricio, el abogado. La guitarra en las manos de Lalo, el arquitecto y las líneas de poesía en manos de Juan, el ingeniero. Yo la única comunicóloga del lugar y la más pequeñita del clan de Los del Café Tarumba. Ojal ese momento nunca pasará, solo tenía 20 años y aun lo recuerdo como si fuera ayer.

Escrito que me hizo llorar

Este texto no es mio pero ¡Dios como lo amé!, refleja perfectamente el alma de las mujeres que, como yo, amamos leer.

Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)

Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una d
iscoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.
Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.
Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.
Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.
Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.
Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.
Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.
No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.
Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.
Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.
Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.
Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba...

Así soy yo


Lo confieso si soy una hija de puta, la persona más despiadada del mundo, puedo moverme de cordero a loba en dos miradas y puedo devorar corazones mientras paso por los cuerpos moribundos bajo mis pies; pienso solo en mi y hace años que el amor es solo un concepto que pasa sobre mi mesa por las bases de la estabilidad emocional. ¡Está bien! Realmente nunca he estado al cien por ciento enamorada pero eso no me hace una maldita, pero también es verdad que nunca es mi intención simplemente me doy cuenta que ese no es el camino que debo tomar y punto.

Lo confieso me gusta el café porque es oscuro como el color de piel de los hombres que me gustan, los hombres de raza negra; me gusta porque es caliente como las playas; por misterioso como los pensamientos de la gente; porque es amargo como la vida y porque lo amo como amo la libertad. Por eso no puedo tomar café todo el día porque no puedo ser libre del todo.

Confieso que amo la vida como me ha llegado y así putrefacta o deliciosa la abrazo contra mí y no la dejo ir, porque así soy yo y así amo vivir.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Paraplejias internas


Maldita paraplejia del ser, pues no caminas ni te mueves a voluntad; tus ojos y tus sueños direccionados por lo que la vil sociedad quiere y la realidad no es más aquella idea de lo que amaste. Lo único que realmente es realidad son los orgasmos y las manchas de guerras entre sabanas. No hay nada más real que el sexo, los gritos y las eyaculaciones.

Sabes; aunque no quieras saberlo; que tienes ganas, que quieres coger o que no quieres y punto. Esta parte antropológica que nos sigue motivando a volver a nuestros orígenes debería ser la que nos mueva en cada una de nuestras acciones en la vida. Decir con un grito si queremos ese trabajo o esa casa, porque de lo contrario que jodida la vida de aquellos que calendarizan el sexo y las ganas a los espacios que ajustan entre el desayuno y la cena.

Maldita sociedad que nos envuelve en costumbres ortodoxas y poco viscerales, con el paso del tiempo me pierdo en el recuerdo de lo que alguna vez fue y de lo que soy ahora, envilezco con el cigarro en la mano cuando mi vida, aun en contra de mi voluntad, se vuelve socialmente aceptable.Espero no despertar una mañana y decir “el coito es indecente, jamás lo volveré a efectuar” ese día alguien por favor ¡máteme!

sábado, 21 de julio de 2012

Que triste

Qué triste va ser cuando nos dejemos libres y esperes con ansias el momento de verme ir con otro, de gritar “¡te lo dije, yo lo sabia tienes a otro!” y yo caminé en directo a la soledad. Porque si esto no funciona contigo, el único a quien le entregue mi corazón por completo, no tengo la intención de buscar algo más doloroso con alguien más.
Qué triste va ser cuando te des cuenta que yo te amo, aunque sea a mi tosca manera y no como tú lo quieres, yo ya no tenga la intención de seguirte amando. No tenga la intención de amar a nadie en absoluto porque empiezo a creer que esto del amor es un castigo divino, sufrir solo por sospechas absurdas y malos fundamentos. Porque yo te hice así ¿y tu como me has hecho? Tal vez fría y sintiéndome apresada en una relación que no es bonita cuando se llenan de reclamos de porque no dije lo que querías o porque me voltee cuando no debía.
Qué triste pero hoy parece tan inevitable, creo que si tu no me amas como soy nadie lo hará, maldito el momento en el que soy como soy y a la gente no le gusta. Y que si me tiran la onda, yo solo tengo ojos para tu y cuando los deje de tener no serán para nadie más. Simplemente no serán.

El corazón esta roto

Siempre te he gustado a media, como bicicleta vieja que es genial con unos arreglos. Que si te enderezamos tantito, que si comes con la boca cerrada, que sin maquillaje o que con él. Que el cabello planchado es mejor. Que mi ropa y mis mundos eran aburridos. Que como doy lata con los perros, con el Tarumba y con mis grupos. Que si cambio con cada trabajo y que mis nuevos amigos me tiran la onda.
Despertar todos los días a mejorar cada detalle es doloroso, pero no tanto comparado con que al final nada de lo que haga valga la pena, tu quieres una Fercha a medias, o quieres una Fercha solo para ti. Me hablas de tu corazón y no quiero hacerle daño, el mío hace tiempo que se rompió y cuando quiero reconstruirlo con las cosas buenas que tú me das, lo vuelves a romper. Este futuro juntos cada vez se ve más alejado y siempre es mi culpa, siempre tengo que ser yo la que este con la guardia levantada por cada ser humano que llega a mi vida y todo porque te gusta Fercha con las mejoras que tu le hiciste.
Si no te gusta lo que digo, mis amigos, como me arreglo, lo que hago ¿entonces qué fregados te gusta de mi?

martes, 17 de julio de 2012

El dolor de dejar atrás el sueño


Dejar atrás, dejarlos atrás, dejarte atrás; fingir que no paso, que estos meses son en principio de todo un sueño o pesadilla del cual estoy a punto de despertar, y soy consciente de ello. Despertar de los abrazos y las amistades de rincón, de las risas y las comidas, de los desvelos y las charlas, de las complicidades de un momento, que hoy están en el pasado.


Siento, me siento y lo siento todo como ese instante que quieres detener y sujetar para que nunca se vaya. Como cuando terminaba con alguien y me marchaba gritándole por dentro “¡regresa!, ¡sujétate a mí!, ¡quédate conmigo!” me siento de nueva cuenta vacía y me devoro la vida de un bocado, queriendo regurgitarlo todo en pequeñas dosis.


De nuevo depresiva quiero dormirme para encontrar en mis sueños eso que siento perdido, eso que está por terminar y que no volverá a repetirse jamás.  ¡Ah la gente tan loca como yo con la cual no podre compartir nunca un manicomio! Soy caníbal de los recuerdos, de los lentes, de las canas, de los lados femeninos y masculinos, de los bailes, de los alcoholes tomados y las malas canciones, pedacito de toso y cada uno de ellos, los recuerdos, porque al final que importa si existieron o no, son ahora recuerdos.


Tristeza convertida en necesidad. De nueva cuenta quiero vomitar, he comido y llegado al mismo punto depresivo y obsesivo de olvidarme de todo. De volver a mi mundo perfecto, a los lugares pertinentes y a las buenas costumbres. Hoy sé a dónde me dirijo y que no será nunca aquí. Hoy quiero llorar al cortar el cordón del recuerdo, llorarlo como Oliverio Girondo quiere que se llore y llorarlo solo una vez y nada más.

martes, 29 de mayo de 2012

En este momento todo me da asco


Cuando camino no veo a mí alrededor algo mágico, la gente es aburrida y mediocre y el que se rescata de este bote de basura es solo lo que aun se puede consumir pero no lo que se considera un gran manjar. Que aburrida es la jodida y retorcida vida mía, son los recuerdos los que me hacen seguir viva en este subconciente en el que vivo, quiero cambiar de nueva cuenta de forma y de cuerpo porque este, en el que vivo hoy, es tan soso y aburrido como la misma vida.

Para darme baños de pueblo esto ya fue más que suficiente; cuento con fervor los meses, los días, los minutos, las horas y quiero cambiarlos a todos; bañar a los sucios y educar a los groseros; no quiero ni necesito volverme a mezclar con esta gente corriente, que no lo son por ser humildes -ya que los humildes a esos los respeto- son los corrientes, estos son los que me desquician a los que aborrezco.

Pienso en lo que me da asco; me dan asco los hombres que se acuestan con prostitutas, me asquean los y las que mastican con la boca abierta; los que no leen libros, los que no tienen más cultura que la banda y el reggaetón, las que tienen hijos y dejan de trabajar, las que lloran por todo, los y las gordas, los déspotas, los nacos, los que no saben mandar y los que no saben obedecer, los que creen que el mundo está a sus pies porque no quieren ver que se están quedando solos, los que compran los amigos, los que usan drogas no para mejorar su realidad sino para olvidarla, los que no van a la playa sino van a un hotel 5 estrellas; los que prefieren ser los grandes entre los pendejos, que el más pequeño de los grandes.

viernes, 25 de mayo de 2012

Erotismo músical


Come Undone, de Duran Duran tiene un tonito peculiar que me prende; está hecha para abrir fuego en las masas. Independientemente de su letra. Me gusta posicionarme sobre mi hombre para ser la dueña única de los movimientos pélvicos y cantar a voz bajita esta canción.

La bata liviana se abre un poco por debajo de las piernas, aunque su transparencia deja al pudor muy lejos del sillón. Café caliente y un buen libro en mano marcan un domingo tranquilo y sin las prisas de llegar hasta el otro lado del mundo.

La radio encendida con esta canción que, a decir verdad, susurro cuando hago el amor. Sonrió para mí de manera maliciosa y doy un sorbo profundo. La música comienza a subir de volumen y mi hombre baja para darme a entender que la canción le recordó lo que cada noche hacemos a la luz de las velas con sonido alto para envidia o deleite de mis vecinos.

A mí me fascina hacer el amor con música. ¿Y a ti?

lunes, 16 de abril de 2012

Los Licenciados


Los licenciados con los que me topo son sensuales, Son sabrosos, voluminosos en sus pantalones. Los licenciados se me antojas arriba y debajo de los escritorios, en las noches fuera de la oficina, en medio de pláticas aburridas y de copas de vino. Los licenciados mientras más trajeados andén más sucios me parecen en la cama. Necesito dosis de licenciados, no uno ni dos muchos licenciados para mi, algunas camas cuadradas como los mismos licenciados.

Me gustan los licenciados que son cuadros, los que aparentan, los jóvenes, los maduros, los casados, los solteros; tengo filia por los Licenciados; y creí que jamás me volvería más pervertida de lo que soy. Por sus tan propios protocolos solo termino yendo a cenar. Los licenciados tienen solo un defecto; que por diferente escusa, ninguno me ha cogido.  

viernes, 13 de abril de 2012

Asqueroso mes de Abril


Ojete, voluminoso, pedante mes jodido de Abril; llevo apenas 13 días de este mes y como diría mi adorado y sexoso amigo Ángel  -“¡Me quiero volver chango!”-  Grito dentro de mi cerebro. Ante mis ojos t odos agonizan ante un “acepto” Mi dolor de cabeza y el sarcasmo de Dios que dentro de mi cerebro se burla diciéndome “hoy me dedicaré a joderte y como me es tan divertido, serás mi juguete por unos cuantos meses”

Escucho las canciones del pasado y no me relajan, al contrario me hacen querer salir corriendo hasta detenerme en un río, en una playa, ¡en una pinche fuente pues! Donde sea que haya agua bellamente acomodada. ¡Alguien rescáteme de mi misma por favor! Mi peor enemiga duerme en yuxtaposición con mi cuerpo gritándome al oído: ¡No vale la pena!; y mis ojos ya no quieren llorar pero las marejadas del torrente sanguíneo se sienten recorriendo mi piel, lloro sangre por mis venas.

Últimamente no puedo respirar, sobre todo cuando reúno fuerzas para no llorar. Últimamente me recorto las alas para que los otros pájaros se sientan menos prisioneros.  Últimamente solo me conformo, no busco más. Nada más. La alegría de aquellos conocidos y de estos nuevos me carcome, me da ansias, me provoca estragos en la mente, en los momentos en que me encuentro atada de manos y de pies. Quiero volar y volar.

Inmundicia, putrefacción. Me doy asco, vomito mis ideas en mis sueños echados a perder. ¿Qué le queda a esta vida de mierda cuando todos se alejan y me apartan?, ¿Será que ya perdí ese toque de novedosa?  Me quiero ir a vivir al fin del mundo, donde este todo en silencio, donde todos los hombres y mujeres se queden en mis sueños, quiero que verdaderamente llegue el fin del mundo para que todos se vayan al carajo, incluso yo, pero si yo sobrevivo quiero conmigo una guitarra y un manual para aprender a tocarla, un muchos libros con mis canciones predilectas.

Solo eso quiero, por supuesto que el café, el agua, los pollos y las verduras serán verdaderamente imprescindibles pero sin la guitarra moriría, me volvería loca. Y algún recuerdo de las canciones de Philippe Jaroussky para fingir que amé a la raza humana.

Anticonceptivos

El 21 de marzo paso a mejor vida el segundo implante y ahora estamos de luto bajo entierros sin sentido y sin el placer de tener la carne viva y caliente entrando por las paredes vaginales. En este punto el sexo con un condón y con un dildo da exactamente lo mismo.

Analizando con urgencia las opciones, la misma urgencia que tiene una loba en celo, de los métodos que aminorarán las preocupaciones de las panzas enormes y los fetos que crecen me encuentro ante un sinfín de porquerías.
Vasectomía era la opción más confiable y certera pero aún quiero dejar una copia de mí en machito, así que mientras me animo o no me animo, a dejar mis hijos en este mundo, mejor que se nos resguarde la segunda parte del código de genomas.

Resignada más que convencida dí aprobación a las pastillas anticonceptivas, del lado económico no son mis favoritas pero del lado sexual habrá que comprobarlo, cuando me anime a probar que si sirven contra los embarazos y cuando las hormonas quieran volver a coger.

martes, 28 de febrero de 2012

Transmutación


El sonido salvaje se embelese tras la cortina, el desnudo cuerpo tuyo me provoca a la descortesía, son pocos aquellos caballeros en mi cama, frases propias del momento me convierten en la damisela en problemas más casi como magia después de estar desnudos el afable momento se rompe con chillidos de puritana, bajitos y casi sin esfuerzo. Es esto la propiedad en el lecho de una prostituta con clase. Oda a la imaginación que tan propia me vuelve.

lunes, 13 de febrero de 2012

Que pasa cuando le deseo


Luciérnagas errantes, necesidades de carnes y sexos ardiendo. Será que la costumbre desvistió al deseo y lo convirtió en rutina y comodidad. Aun desconozco el porqué los cuerpos extraños me excita. Un polvito de esperanza de dice que algún día ese alguien a quien asedio desde años atrás me dará lo que tanto le ancio, su sexo. Y es que prender aquellos que no forman parte del selecto mundo de los hombres alfa ya no me apetece, me aburre, incluso me denigra.

Ayer soñaba que bailaba al ritmo despeinado de Duncan dhu, que tomaba mi chela como dándole sexo oral con los labios rojos y englosados. Bailaba salvaje y mi chaqueta de piel entreabierta dejaba que se reflejaran los pezones erectos sobre mi blusa blanca. Le veía y le besaba, sin importarme si a ese a quien le debo respecto me viese.

No lo sé, suelo querer estar bien pero no dejo de saborearme a esos ojos cafés y esa barba cerrada, no quiero prenderlo pero me excita saber que me desea, ¿qué puedo hacer?, ¿habrá acaso algo que le haga entender que no lo merecemos sin respeto a nadie más que a nosotros dos?

Habrá por lo menos esas dos horas de vino tinto y platicas a contraluz, donde me deje ver quién es ese a quien le tengo tantas preguntas con dudas y a quien le quiero platicar la parte de mi vida que nadie conoce. De ahí a besarlo es retóricamente parecido e igualmente satisfactorio. Es hacer el amor de manera auditiva y visual.

viernes, 6 de enero de 2012

El tiempo no perdona


He de estar loca queriendo regresar a mi pasado, a las locuras sin pena, a esas noches de luna llena desnudos en la playa y sin morbo en la piel; cuando soñábamos todos con príncipes azules, cuando el amor no está ni cerca de ser una firma fría en los papeles del estado.

Estoy como el gorrión que cuando encuentra la puerta de su cárcel de oro abre las alas a la libertad y al día siguiente se da cuenta que el alpiste que le daban debe de buscarse por su propio pico y regresa a su jaula o muere en el intento de volver.

No sé qué me pasa que mis niños me devuelven la vida pero ya no son niños son hombres, son seres vividos y llenos de cicatrices, igual que yo, no sé qué pasará cuando nos veamos de nuevo los tres y pensemos en que hace tres años que nos vimos por última vez teníamos sueños y esperanzas y juegos y sonrisas por regalar. Ahora las ojeras se notan más y por ello las hemos de maquillar con más detalle, de eso que amábamos en esos días no queda nada y de esas remembranzas solo tenemos el recuerdo.

¿Conformistas o soñadores que hemos puesto los pies en la tierra? Pensando conscientemente no me enamore del prototipo de hombre del que vivía eternamente enamorada. Mis amantes del pasado ya están viejos o casados o muertos. Mis amores están, creo, peor de lo que mis amantes lo están. Tengo miedo del encuentro con mis niños-hombres ¿seremos acaso una burla infame o una sombra de lo que fuimos? ¿Renaceremos juntos de entre las cenizas, después de llorar por nuestra suerte mundana y del conformismo con lo que ahora llamamos nuestra vida?

Mi miedo tiene que ver porque todo lo bueno que tenía poco a poco se pudre y se hace perene en esta tierra que día a día no perdona y te cobra cada segundo regalado. Jamás pensé en verme de blanco en una iglesia, adoraba la idea de vivir sola y vieja en una cabiña lejos del bullicio y la ciudad, rodeada de fotos y recuerdos y esperando el momento en que todos los que amé vengan por mí para llevarme a la luz. Jamás pensé que de la juventud a la muerte los años pasaron necios y aburridos.

Ahora mis tristezas incontrolables y mis risas sin razón aparente son tema de análisis y suplicas para ir a ver a un psicólogo, que sin dudarlo festejara mis caos y tomará cafés a mi salud.  Creo que me toca ser esta que tengo, y no aquella que no seré nunca más, solo siento que las riquezas emocionales de vivir en ciudad viene con un anexo de falsedad e hipocresía con el que no esperaba encontrar y que no se qué hacer con él.