A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Punto final


¿De qué sirve querer, sentir a corazón abierto que alguien me importe de manera casi celestial cuando querer me roba la razón y no me deja razonar? ¿Cual es la razón para engancharse a un futuro o un pasado que en mejor instancia ya no existe o jamás existirá? Enamorarse es pedirle a un tercero que decida por ti, que te muevas en aguas foráneas y que tu vida se volqué al gusto y a las necesidades de otros.

De todas las versiones de amor que conozco no hay una que este completa y que proporcione al cien por ciento satisfacción a los seres humanos que en ella se desplazan. Hoy paseo por la calle Melancolía de Sabina y tengo tristeza y de pronto coraje y de pronto amor y vuelve el coraje con más intensidad y un odio a la vida. En fin, mil y un sentimientos que en otras épocas, por lo menos hace seis meses no me hubieran pasado.

Asumí que algún día terminaría de la mano con un europeo trascendentalista que gustara del pop art y la trova latina, o de un trovador latino  izquierdista cuyo tesoro es una biblioteca de los poetas modernistas y de los autores contemporáneos; en el peor de los casos un burócrata que perdiera la cabeza por mis curvas y el sexo, por mis pies descalzos y mis hábitos poco elitistas. Y cuando pienso es esto el corazón revolotea y comienza a bailar. La realidad es cruda y sin tanto sueño.

Estando a semanas o días del inicio de mi futuro, de ver que de todos mis sueños no tengo ni uno cumplido y de que no importa con cuantos millones tenga en mi mano cuando muera jamás será el dinero lo que me haga sonreír, que en la vida uno encaja o no en los tiempos libres de los demás y que esta ciudad ya no me ofrece más que dinero y estabilidad económica y nada más me pregunto ¿de qué me estoy desenamorando, de mis sueños, del amor conceptual, del amor real, de la ciudad o de mi misma? ¿Es acaso que la última de mis esperanzas se fue con el tan fastidioso concepto de ser amigos o con el igual fastidioso concepto de para-toda-la-vida?

Y no creo que me encuentre en un estado de depresión como hace 2 años, en perspectiva no tengo los 65 kilos que pesaba en ese entonces. Pero hartazgo si creo, hartazgo de todo y todos, de oír cosas que me parecen basura, que conceptos que son mediocres, de ideas que hacen más infelices a los demás y de lazos que unen lo que ni de chiste debería seguir así de aferrado. En sí, este es un punto final en mi vida, para un inicio más glorioso y un poco más ajeno de los dolores y las preocupaciones de mis semejantes, más ajeno a lo que fue y a los sentimientos que se deben ir por la taza del inodoro. Dejar de sentir y volver a pensar, manejarme de la manera que mejor me va, cuadrada y que mis amistades, al amor conceptual, la familia y los sueños esperen a un lado de la chequera y de los trajes caros, que esperen a lado de mis libros y mis nuevas filosofías de vida y ya que el tiempo me diga si es mejor así.

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