Es la noche del viernes en el café de siempre, con los
mismos amigos bohemios como yo. Silvio Rodriguez en la voz de Mauricio, el
abogado. La guitarra en las manos de Lalo, el arquitecto y las líneas de poesía
en manos de Juan, el ingeniero. Yo la única comunicóloga del lugar y la más pequeñita
del clan de Los del Café Tarumba. Ojal ese momento nunca pasará, solo tenía 20
años y aun lo recuerdo como si fuera ayer.
Un regreso poco esperado
Hace 11 años
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