A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

miércoles, 9 de febrero de 2011

Porque cuando se llora en un bosque la única que te escucha es la soledad

La soledad, amiga inseparable de los que tienen el corazón vaco. La soledad es mi fiel compañera, inseparable, comprende mi dolor por ausencia, ausencia de temporadas con palmeras y acurrucos infantiles, aquí debo ser madura y no correr descalza por la tierra. El tiempo se ríe de mí con un sarcasmo agudo, yo que luche contra todo y todos por seguir siendo libre y sin notarlo me deje llevar por este juego de madurez y responsabilidades. ¡Me reúso! No quiero ser ésta que esta hoy llorando entre cuatro paredes.

Tengo tantas ganas de dejar este mundo, de dormir para siempre y abandonar el cuerpo, volar por encima de mi amado Colima ¡Que es mío! Estoy llorando por nueva ocasión, yo que no he dejado de sonreír en meses, lloró; me siento muerta, inerte, ante el principio de mi fracaso. Volar del presente al pasado, ser de otra época, de la misma de la que son mis padres o la de mis abuelos. Bailar escuchando un disco de acetato en la sala grande de mi casa costeña.
¡Oh cuan feliz sería si todo fuese perfecto! No quiero regalos costosos, no quiero viajes a Europa; lo único que quiero es ser feliz; platicas nocturnas, hacernos el amor con caricias y sin sexo, juegos infantiles, besos y abrazos sin límites ¡Ya no quiero llorar!

Recuerdo mi infancia, recuerdo mi pasado una y otra vez, pienso en mi familia y no recuerdo que nadie me pidiera espacio y cuarenta cinco centímetros de espacio personal, no conocía lo malo que eran los besos con mucha saliva, no tenía idea que para recibir cariños se debía proporcionar una dotación de manoseos constantes.

¡Lloro! Porque la justificación para estar aquí no es suficiente para ser feliz; esta justificación se opaca con las justificaciones de un primerizo en el amor conyugal. ¡Lloró! ¿Por qué no puedo ser feliz con lo que tengo? ¿Por qué no puedo aceptar que en esto estoy sola, que me hundo en un vaso de agua?

¡Lloro de rabia! Debo perdonarme por los errores cometidos y seguir adelante, el pasado se queda donde esta, la vida sigue y lo que amé se muere lentamente mientras la madurez y la formalidad entran por la puerta principal de mi vida, debo aprender a ser feliz con lo que me queda porque cuando se llora en un bosque de incertidumbres la única que te escucha es la soledad.

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