Mis queridos y bienaventurados ninfómanos de amor lamento deciros a todos y cada uno de ustedes que no estaré recortada en su cama nunca más porque el deseo, mi deseo, no tiene espacio en cada uno de sus cuerpos, porque no los deseo, porque no hierve nada, ni mi respiración se acorta a verles, no me interesan, ni los deseo, ni nada. Por ello no esperen que sucumba con palabras bonitas, con magia o con prometedores orgasmos del pasado.
¡Basta ya! El deseo se nota en la mirada, se nota en el tartamudeo de los labios, en la vergüenza de ver a la cara, de hablar bajito porque tienes miedo d lo que vas a decir, se nota en la temperatura corporal que sube cuando se acerca la persona que se desea, y no mis hombres pregonantes de amor, no los deseo; los extraño, los admiro, los observo, pero no los deseo.
Y no es que no desee, claro que lo hago pero no de la misma manera ni a las mismas personas que antes, mi deseo es mas platónico, más mortífero y plañidero que antes, mi deseo si fuese real dejaría un grito ensordecedor al final del momento, mi deseo es solo por un momento, mi deseo expande mi imaginación y me permite soñar pero en realidad habla de unos cuantos minutos unidos al infinito.
En fin, mi deseo no es ninguno de antes ni de un futuro, es de ahora.
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