Tengo ganas de encontrarte y fundirme contigo en un interminable momento, tengo tantas ganas de descubrirte y de amarte, de amarte ese instante y dejar que el después venga sin reclamar si te vas o te quedas, tengo ganas de hablarte y que vengas a mí, de que existas, sin siquiera conocerme, sin siquiera saber de mí.
Tengo tantas ganas de que seas verdad, que seas realidad y no platónico pensamiento del perfeccionismo de mis sueños, porque quiero besarte en el calor de un sofá, entre libros, autores y poemas, entre nuestro pasado que no importan y se momento, solo ese, un presente; quiero desvelarme entre café y platicas de media noche y desvestirte mil veces con la mente antes de que tus manos me desvistan a mí.
Tengo tantas ganas de sabes que hay detrás del traje azul y los ojos de ángel, de saber qué tipo de ropa interior usas, de saber de tus miedos, de tus alegrías, de saber que me deseas igual que yo lo hago, tengo ganas de hostales de amor y moteles de ocho horas, de botellas de vino blanco o tinto, no me importa, tengo ganas de guitarras y trova medianochera, tengo ganas de Filio, de Rodríguez, de Sabina.
Tenga ganas de que estés hoy conmigo, que me pidas el numero de mi celular y me invites una cena afrodisiaca, tengo ganas que me hables de Algarra, de Fuentes, del chavo, de la luna, del sol, de España, Noruega o Rusia, al fin estaré pensando en desnudarte.
Pero más tengo ganas de sentir todo eso, de sentirlo y punto, que ya no siento ganas de nada, que ya nadie me excita, ni provoca mi carne, que pienso mucho antes de dejar hervir mi sangre, que pienso en posibilidades y opaco mi esperanza, porque no todos me provocan, me hiperventilo con ese que tanto me excita, pero no soy capaz de ofrecerle la aventura y los demás son recuerdos, un pasado y nada de futuro.
Tengo ganas de que me hagas sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario