Y te encontré tan tarde y tan lejano, y te encontré apartado
en el tiempo y yo sin la posibilidad de comprarte para mi egoísta colección de
corazones rotos. Y cuando te encontré me sonreí a mí misma como sabiendo que el
corazón está perdido. No eres lo que yo podría decir que es mi gusto, no tienes
nada en común con lo que a mí me gusta pero ahí estabas en tu caja de cristal
viendo el mundo pasar y yo con mi café en la mano esperando.
Eres de una especie rara y ancestral creo yo, mi café hipnotizo
tus sentidos y tus ojos me hipnotizaron a mí y comencé el proceso de pensarte
en mi vida con todos mis compromisos, comencé a preparar el terreno para que
sin sospechas entraras en mi vida sin que mi señor sospechara que estabas ahí a
mi lado.
Cheque tus costos, las consecuencias a mi corazón, analice
la remota pregunta del porque te quería y te hable largo y tendido de mis
intenciones de dejarte en mi vida para siempre. No sé si me entendiste, no sé qué
idioma hablas pero tus ojos entraron en los míos como diciéndome “aquí te
espero”
Por fin el día en que serias mío llego, me puse más bonita y
compre un café más cargado que el de costumbre, tu canción de opera favorita en
mi celular en vista de la falta de teatros a nuestro alrededor y entre a
buscarte en tu cajita de cristal pero tú ya no estabas, te habías ido con
alguien más que sin poder evitarlo te compro para su vida y para su corazón. El
café me supo tan amargo como la primera vez que lo probé y el día dejo de ser mágico.
Porque tú ya no estás ahí Jacobo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario