A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

martes, 10 de marzo de 2009

Un antojo desesperado

Lo imagen tal cual lo había visto algunas veces; estaba dentro de mi clase de literatura y no pude dejar de pensar en él y se me antojo tanto y tanto, que el gusto se me subió al cerebro y me aparto del mariachi libertino y la adulación a Maradona.

No pude pensar en nada mas, lo quería, un gran antojo, alargado, calientito y recién salidito. ¡Oh Dios porque me castigas así, no puedo, no debo, no hay! Y digo a quien no se le antoja alguna vez, es verdad que puede antojárseles más a las mujeres como yo, que todo lo bueno o malo lo compensamos con él, que lo disfrutamos hasta cuando está prohibido.

A mí en lo personal me encanta grandote y calientito, me gusta comenzar a quitarle partecitas y lamberlo antes de meterlo completito a la boca, pero eso depende de las ganas, cuando son muy pocas lo meto poco a poco y termino devolviéndolo de malas y sin ganas de tener otro igual hasta dentro de semanas o días.

Decía que a todos se les ha antojado alguna vez, los niños casi no tienen esa clase de antojos, algunos dicen que nos les gusta pero en momento de verdadero antojo lo tragan completo y luego se hacen los desentendidos y te dejan sin nada y con ganas de comerte uno también.
Otros desde chicos confiesan ser amantes de morder, lamer, y todas esas cosas que las niñas gozamos de presumir. Ellos no tienen tantos complejos como a los que no les gusta, pero que terminan comiéndolos igual o más. A mí me gusta con leche, porque se digiere más fácilmente pero igual cae bien con miel, a chantillí o mermelada, algunos con sal (aunque eso es más raro de lo que parece).

En fin decía que me dieron ganas y no debe ser así, y claro uno calientito recién salido no caería mal, pero no puedo, no debo. Además aquí no venden, esperaré llegar a la panadería de mi casa y llevar algunos para comer después. Adoro el pan ¿y tú no?

No hay comentarios: