Enamorarse, ráfaga de sentimientos adheridos a la vida como piscas de sal de mar, suficientes para darle sabor a la vida o para que den un mal sabor de boca. Miro tras la ventana y se dibuja una sonrisa en mi rostro; tu amor fue más efímero que sereno de rocío pero movió mi mundo como tsunami o terremoto, creo que fue tan efímero que no recuerdo el sabor de tus labios.
¿Quién soy yo para odiarte por dejarme antes de empezar la carrera?, ¿Quién para decirte que no eres fiel al sentimiento prometido? Yo solo soy una mujer que estaba dormida a la vida, una mano me demostró que estaba viva y mi corazón latió como antes, rápido y con la prisa de comerse la vida.
Fuiste el sueño más extraño que he tenido y no dudo que seas la reencarnación de mi trovador, aquel a quien yo inventé. Él que despierta cuando estoy muriendo en vida. Esto no es un adiós, es un gracias. Poder sentir es maravilloso y te prometo que buscaré mi mundo. Me despido de ti trovador y espera ese abrazo en un viernes que llegará cuando necesites una amiga para llorar las penas de otro amor efímero a quien le des alas para volar a su libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario