A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

lunes, 18 de abril de 2011

Escepticismo por etapas

No te conozco, solo sé que tus ojos me fascinan y engalana mis oídos tus palabras, podría imaginarme que dentro de la soledad de tu departamento encuentras la razón para pensarme, que me piensas cuando llegas del trabajo cansado y deseándome a tu lado. Imagino una cena tranquila con un vino tinto y un disco de trova en la luz falsa de 100 watts. Recostado en tu cama, exhalas y abrazas una almohada pensando que podría ser yo. Pero tengo tanto escepticismo que solo creo que eres un ser humano que esconde a su familia e hijos detrás del cortejo juvenil de ser un galán cotizado.

Enviarte mensajitos mientras dabas la clase era mi deleite, sabernos inmersos en una relación que no tuvo relevancia en muestras vidas más que como para desapegarnos a lo que desde tiempo atrás pensábamos dejar, las personas del pasado. Coqueta y divertida estudiante que moría por derretir a su profesor y de hacerle el amor en la clase solo y únicamente por realizar un intercambio de conocimientos sociales y sexuales, todo completamente predeterminado y con bases muy diplomáticas. Toda una vampiresa que jamás quiso enamorarse pero que en realidad si se enamoró como lo que era, una niña.

El metalero de mis sueños nunca perdió sus ojos de niño, me miraba las tardes y las noches después del sexo y yo lo amaba, dos jóvenes fogosos y cariñosos al borde del deseo, lo mismo nos daba ir a la playa a nadar o la montaña que escalar, tomábamos cerveza como barbaron vikingos y nos reíamos de la vida, éramos hippies. Y cuando debimos madurar te quedaste tras las faldas de tu madre.

Regresaste a norte pensando en lo que mis ojos te inspiran, después de que con mis labios dejaste de pensar en la que se fue con anillo en mano. Platicamos con las manos entrecruzadas antes de que partieras. Y escribiste poemas para esta musa lejana a la que no has vuelto a ver desde ese día. La vida nos separaba y solo quede con tus cartas que llegaron cuando me habías dejado y hoy, con el paso de los años, solo espero volver a verte como amigo.

Perdí mi virginidad mental con ese locutor de radio en una cabina de madrugada, me gustaba despertar con una alarma con su estación mientras colocaba canciones románticas para mi, sabía que a medio día pasarías a mi colegio para quitarme en un hotel mi pequeña falda de colegia mientras tu esposa e hijos te esperaban en casa sin que yo lo supiese.

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