Estaba recordando tu cuello y me gusto, recordé como pasaba jugueteando mi lengua por ahí y el sabor tan peculiar de tu piel. Recordaba tu cuello y tus ojos después de recorrerlo entre sonrisa y sorpresa, miedo y un poco de cariño, te veías así tan bien y que delicia era quitarte la camisa abotonada. Recordaba tu cuello y tu pecho donde me acostaba a dormitar un rato como si fuese mi lugar perfecto.
Recordaba tu cuello pero no recuerdo tu cara, ni las platicas, creo que el recordar tu cuello me hizo darme cuenta que mi mente intenta olvidarte pero aun no puedo. Y eso, aunque caótico, me hace muy feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario