Revisando mis escritos encuentro las locas ideas de una niña apasionada que entrego muchas veces su corazón a los sueños, la niña soñaba con príncipes ochenteros con botas vaqueras y cabello largo, soñaba con helados de limón y chocolate y con tardes románticas en parques.
Hoy no borraré los escritos pero si sus consecuencias, adiós a mi amante de ensueño, adiós a los niños de mi vida, adiós a las noches a la luz de la luna ideales porque nada es ideal en esta vida. En las bodas no habrá vals de Hakunas, ni las nubes serás de caramelo. Dejaré de soñar en príncipes azules que bailan contigo por las calles.
Ya no daré un paso si la seguridad esta puesta por adelantado en palabras textuales, caminaré con tal sigilo que parecerá que no quiero ir a ningún lado. Dejare de soñar para poner los pies sobre la tierra y no hablaré de príncipes sino de seres humanos que intentan convivir, para bien o para mal.
Mi mundo es verdadero y lo que pasé dentro moverá cada célula de mi cuerpo porque será real, porque mis amigos son reales, y sus alegrías y sus errores; porque soy feliz pero soy una humana que sufrirá los problemas de su mundo tanto como los problemas del corazón.
Porque no soy una princesa sino una mujer bonita, porque no es hasta que Dios lo quiera sino hasta que nosotros queramos, no es el mundo en mi contra y yo dentro de mi burbuja de cristal sino las consecuencias de mis actos enseñándome.
Porque no eres perfecto sino lo más cercano a una realidad, y la realidad no se esfuma ni desaparece, la realidad se siente y se vive todos los días. Hoy deje de ser la reina.
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