Me siento una niña tonta, porque no puedo ser tan madura como tú, días como los parecidos al ayer son más que una vergüenza para mí, pero no quiero perderte, este proceso es más difícil de lo que creí pero creo que las nubes van clareando.
Ya sé cómo te quiero y eso me pone feliz, pero aun estoy molesta conmigo por lo de ayer, actué como una niña tonta, sin pensar las cosas antes, le atribuyo mi momento a la enfermedad y al proceso por el que paso pero aun así no hay justificación. Te quiero mucho.
Estaba tan feliz creyendo que había terminado mi caos, supe por fin mesclar los sentimientos y darme cuenta de cómo te quería. La verdadera forma de quererte era una verdad tan pura y real, supe que te quería libre, que quería esperar para ver si llegaba lo inesperado, supe que solo quería apoyarte y escucharte y charlar tantas horas y que lo demás ya no importaba.
Pero por algo pasan las cosas, no se si no supe explicarme, si dije algo que no debía, si quise llamarte amigo para no llamarte amante, esa otra parte que me encanta compartir contigo, una especie de amistad, donde los besos y los abrazos son exclusivos.
No quiero dejarte, mi intención jamás ha sido esa, jamás, solo quería lo que tú querías, no quería herirte o herirme, quería poder estar más tiempo a tu lado sin sentir cosas que aun no se debían y regresar a ese punto es difícil.
Pero sé que lo que siento no implica ser mayor ni implica presunción, implica solo eso quererte. Lo que puedo prometer no es que esas cosas de pronto no pasen otra vez, sino que solo pasen cuando de verdad los celos se manifiesten terriblemente y lo notaras con más besos y más abrazos, no con tonterías como las de ayer.
Es difícil madurar pero es lo mejor que me ha pasado en años, tú.
Siempre tuya, tu niña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario