Cuando me levanto en la madrugada y te veo dormido a mi lado no puedo dormirme otra vez. ¿Estoy soñando o no? Los sueños se confunden con la realidad o con pesadillas de que no estés a mi lado en las noches, me encanta verte dormir, eres un pequeño cachorro que cuando despierta es un lobo, un lobo blanco que tiene heridas del amor salvaje en la piel.
Hacer el amor contigo es una deliciosa pelea donde las heridas se lamen y se sudan por placer y dolor. Donde no se sabe que somos y que hacemos y donde las cosas que se dicen son más fuertes que las que se hacen, admito que me dueles y me gusta que me duelas tanto porque el dolor es la clave de un delirio pasional que me domina y me quita lo fiera para ser una leoncilla que se duerme bajo tus brazos.
¿Y que si esto dura una nada? ¿Y que si no llegas nunca a dónde estoy? Esa es la misma respuesta: y que. Respiro tan a medias y estoy tan completa, que con lo que tengo ahora me basta, dame solo lo que quieras que te dé porque hasta hoy me has dado más de lo que te he pedido.
¿Quiero, que quiero? Quiero el paquete completo. Quiero tus buenos y malos ratos, quiero verte enojado, quiero que te rías, que me ames, que me odies por amarme. Quiero tus celos, quiero tus huellas en mi piel, quiero que seas mío, quiero ser aun más tuya. Quiero tu amor, quiero aprender a tenerte solo para mí y a saber compartirte con el mundo, quiero hacerte el amor bajo las sabanas y que nuestros cuerpos sean perfectamente compatibles siempre.
Me das tus sonrisas al amanecer, tus besos, tus ojos… soy tus ojos, los que son tuyos con documento y todo, con la firma que lo delata, con esa firma que se lleva en forma de labios en el lado izquierdo de tu pecho cerca de tu corazón y si me quieres dar algo lo único que te pediría es eso, tu corazón porque tus ojos ya son todos tuyos y quiero a mi corazón conmigo.
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