A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

domingo, 30 de noviembre de 2008

Hoy soñé con él pero me enamore más de ti

Dulce, con esa sonrisa tierna de niño inocente, no sé su nombre jamás lo había vista antes, solo en ese sueño, solo ahí, quería besarme y yo lo dejaba, mi boca no callaba ni un instante, ni uno solo momento y tenía la sensación de que me amaba, ¿o tal vez me deseaba? no importa; era solo un sueño, no tuve tiempo de preguntarle su nombre, los sueños no te dejan regresar al despertar y solo así, lo vi.

Sensual, afrodisiaco, delicioso, pero al mismo tiempo tan pueblerino y tan salvaje, en ese sueño solo estaba él, pero ahora que lo comparo con la realidad y contigo a mi lado al despertar, con esos labios de puchero, él no es ni siquiera comparable contigo, no lo deseo más de lo que a ti, ni un grado más, nada.

La creación de un nuevo mundo llega cuando te escucho, cuando bailamos, cuando te beso y cuando muerdes mi espalda desnuda, creo que eres una especie de príncipe, algo más real. Los rastros peludos de ti, de dejas en mi mundo pequeño y blanco me hacen extrañarte más de lo que puedes imaginarte, las palabras ya no bastan para que sientas lo que tengo dentro. Si me vez y no te veo en esa mirada me quebró, quiero verte ahí adentro, quiero sentirte, no quiero separarme de ti.

Quiero ese tiempo contigo solo y único, con vino y velas, y acariciarte con la mirada y que me sientas, después de que esta vertiginosa tormenta termine y recobremos las fuerzas que el destino nos ha quitado déjame amarte de nuevo, lento y sin prisa como cuando éramos mas jóvenes aun, como ayer, como debió ser desde el principio.

Háblame, dime todo eso que aun no conozco y el destino no me permite oír, dame una tarde al final de este destierro y déjame mirarte mientras me hablas y mientras platicas de esas tus aventuras de viajante. Déjame ver al de quien me enamore, deja que me enamore de nuevo y permíteme enamorarlo de mí, una vez más.

Solo eso quiero amor, el resto vendrá solo, vendrá con la luz de las velas que hacen que el calor de mi cuerpo pase a ser tuyo y a que me ames, solo a eso, que me ames.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me agrada haber encontrado este pequeño espacio tuyo...
Qué tan difícil te resulta escribir todo esto, ma peche? Lo haces ver tan grabado en los rincones de tí, que quisiese conocerle.... Que buena tinta te cargas... me darías más, que dices?