A mi lector

La vida cotidiana esta llena de personas con dobles identidades, y un día de desahogo sentimental decidí crear este blog con el fin de darle voz a mi cerebro, donde mis mas bajas pasiones, mis intentos de asecinato social y mi manera de pensar bajo los efectos de ocio; forman reconditas ideas. Te invito a sentir lo que yo, a odiar conmigo y a... ¡Bueno a la Chingada! solo lee si quieres ok?

domingo, 1 de noviembre de 2009

Casualidades del destino

Quién diría que las citas a doctor pudiesen convertirse en una de las mejores experiencias. Llegue acarreada por mi roomie a un hospital que me recuerda a mi infancia, debo decir que según un amigo hasta enferma me veo sexy y roge al cielo que eso fuese cierto al entrar al lugar, por fin me pasan a un pequeño cuartito que estaba más helado que mi departamento; mi roomie contestaba todo lo que podía mientras yo esa toqueteada por un doctor de cincuenta o mas; sabia que sería el menú de algunos estudiantes de medicina que se encontraban en el lugar, todos con las manos heladas y algunas jóvenes con perfumes que me provocaban nauseas, estaba a punto de desmayarme cuando escuche la seductora voz de alguien diciendo: “me permite”, instintivamente voltee a mi izquierda y note que eras tú. Sin pensarlo hable: “¡¿tu?!”

Si claro que eras tú, tantos años, ¿dónde estabas?, ¿por qué no me llamaste? ¿De que era ese helado?, ¿qué paso con esa noche? ¿por qué te fuiste?

Pero no podía hablar, tu revisabas mi pulso, muy alto según el doctor al no creerte, mi color dejo de ser pálido y como dice Juan Luis Guerra se me subió la bilirrubina, es que no podía pensar eras tu los mismos ojos cafés claros, el pelo café largo y chino, la piel dorada por el sol de la playa (se ve que sigues saliendo a las costas a nadar), esa sonrisa perfecta, esos hoyuelos al sonreír.

¡tuuuuu! , pero no dije nada, solo podía ver tus ojos, los mismos ojos que me enamoraron en ese lugar, ¿tu? ¿Pero que haces aquí y porque sonríes como si reconocieras lo que pienso’, tu, no puedo creerlo ya ni siquiera te recordaba así ¿como estas?, pero esa sonrisa si la recuerdo, o Dios que guapo te pusiste, ¿y como está tu novia? Jajaja sigues siendo un pillo.

Mas no decía nada, lo pensaba todo, definitivo era gripe y el doctor me recetó no se qué chingadera que por su puesto no tomaré porque no me gusta la medicina, pero ya ni siquiera me dolía nada, más no hablaría contigo, soy muy orgullosa en esas cosas, serás tú y tendré miles de preguntas que no tendrán respuesta.

¿Recuerdas esa playa divina en temporal de lluvia? Recuerdas el traje de baño? ¿Recuerdas nuestro primer beso después de que me diste ese collar con una conchita blanca? ¿Cuántos años han pasado es eso? Jajaja a que no sabes de mi nuevo tatoo.

Me despedí del doctor con una sonrisa fingida, después de la sorpresa, todo me dolía el triple y mi roomie intentaba convencerme de comprar las medicinas y yo necia, pero no; un grito me detuvo así de repente: “¡María!, ¡María espera!” Eras tú y si enferma parecía un fantasma ahora estaba más que transparente, “¿podemos hablar?” me dijiste, “bueno si no le molesta a tu esposo” ¡pero qué! ¿Mi esposo? ¿Cómo se te ocurre, tan mal me veo?

Me dijiste que querías verme de nuevo, que no pudiste llamar esa tarde porque te mudaste de ciudad y perdiste los contactos, que regresaste a buscarme hace 4 años y te dijeron que vivía en Colima, que como estaba, que te siguen gustando los cocodrilos, que si me llamas después, y no supe que paso después que el camino al departamento fue largamente maravilloso.

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